Existe un silencioso pero continuo, se mueve entre las sombras y ofrece soliciones rápidas y sencillas…, surgido con las nuevas tecnologías, las redes sociales y su evolución a micro contenidos. Lo que empezó como contenidos sintetizados (pequeños videos de segundos, hilos de 140 caracteres…, la panacea, el facilitador y síntesis, asentado en lo cotidiano, lo habitual: contenidos “expres” sin contexto, que han venido para quedarse, pero como decía mi abuelo “nadie da duro a peseta”, existe un peaje que puede ser más caro de lo que pensamos…
La causa inesperada es el consumo desmedido de microcontenido flash: los shorts, Reels, y clips cortos de todas las plataformas, además de la IA. Este bombardeo de información instantánea está atacando directamente tu capacidad intelectual y tu arquitectura cognitiva, con efectos potencialmente devastadores para tu relevancia profesional, asentado en los siguientes pilares:
El primer pilar que se debilita es tu capacidad de procesamiento profundo. Tu mente se ha reconfigurado para el sinsentido de las píldoras de información, olvidando el maratón que exige el trabajo de valor. Esto significa que llegas a un documento de tres páginas y tu mente busca la huida, o te desconectas de presentaciones complejas en pocos minutos. Lo más grave es que empiezas a evitar activamente las tareas que demandan lectura y análisis profundo, buscando siempre el resumen o el atajo, llevando inevitablemente a la incapacidad para ir más allá te hundirá en la irrelevancia.
En segundo lugar, tu conocimiento se vuelve fragmentado y superficial. Pasas horas consumiendo consejos rápidos y «consejos enlatados» pero el contenido está diseñado para el impacto, para la difusión viral y su fin no es enseñar es parecer que es interesante para conseguir el “like”, no para el aprendizaje real. El problema es que son contenidos descontextualizados, sin conexión. El cerebro pierde la habilidad de sintetizar e integrar esta información en una visión coherente. El pensamiento sintético que se aleje del sincretismo, crucial para ver el panorama completo en lugar de solo los problemas aislados, requiere tiempo de digestión mental que ya no le das. Esto se traduce en la incapacidad de sostener argumentos sólidos y en la tendencia a ofrecer soluciones obvias o «de manual.» La verdadera creatividad, que nace de conectar conocimiento profundo.
Finalmente, la capacidad de análisis crítico se atrofia. El microcontenido te entrena para la opinión rápida y el consumo de «verdades pre-masticadas» que no cuestionas. Pierdes el hábito de la pregunta escéptica y de explorar matices. Consecuentemente, aceptas propuestas sin hacer las preguntas difíciles y te enfocas en los síntomas en lugar de en la causa raíz de los problemas. Aquellos que sí conservan esta habilidad te dominarán en debates estratégicos y decisiones importantes.
La buena noticia es que este deterioro es totalmente reversible gracias al poder de la neuroplasticidad. La clave no es la fuerza de voluntad, sino establecer nuevos hábitos digitales.
En la nueva era de la IA, el contenido rápido y “caducable”, esto no es el valor añadido, la ventaja o propuesta de valor, es la habilidad para procesar, integrar y pensar mejor que las máquinas, no olvidemos lo que decía el libro “El Principito”: «Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos».
Gratificación inmediata puede ser útil en ocasiones, pero no olvidemos que que hay que ser capaces de soportar la incertidumbre del aplazamiento, así como el esfuerzo con resultados diferidos de ésta.
Por: IsmaelOriena
